La primera pregunta que me surge al ponerme a escribir sobre este tema del perdón, es: ¿por qué nos cuesta tanto perdonar?
Todo lo que te cuento sobre el perdón lo he aprendido del libro de Colin Tipping: El perdón radical.
La universidad de Seattle llevó a cabo un estudio muy interesante acerca del perdón y el tiempo. Dicho estudio consistía en entrevistar a personas que se consideraban víctimas. Los investigadores querían ver cómo cambiaba su percepción con el paso del tiempo. Los primeros descubrimientos establecieron que la serenidad, descrita con la característica de no guardar resentimiento, no provenía de ningún acto voluntario de perdón, sino que surgía como descubrimiento espontáneo de haber perdonado.
Todos los participantes en el estudio señalaron que cuanto más intentaban perdonar, más difícil les resultaba y más resentimiento sentían. Dejaron de intentarlo y sencillamente se relajaron. Tras varios intervalos de tiempo, se produjo la sorprendente revelación de que no guardaban resentimiento y que, de hecho, habían perdonado.
Un descubrimiento posterior aún más interesante reveló que el hecho de darse cuenta de que habían perdonado venía precedido de ser perdonados ellos mismos (quién les perdonara y por qué era irrelevante).
De todas formas, lo que esto señala es que el perdón produce un cambio en la energía al sentirse perdonados, lo que representa una liberación de energía bloqueada, se volvían capaces de liberar su propia energía bloqueada en torno a otra persona.
Ese estudio no solo refuerza la consideración de que el perdón no puede ser voluntario, muestra además que el perdón se manifiesta como una transformación interna en una combinación entre soltar el propio apego por el resentimiento y aceptar el perdón para uno mismo.
Qué pena que no perdonemos voluntariamente, nos ahorraríamos muchos malos ratos y tiempo. Solo perdonamos cuando vemos que alguien nos perdonó. ¿Por qué esperar a que alguien nos perdone? ¿Por qué no perdonar nosotros pimero?
Antes de continuar con las herramientas para el perdón. Te recomiendo que escuches el episodio que se titula: En qué consiste el perdón radical, ya que no te va a servir de mucho conocer las herramientas si no sabes en qué consiste realmente el perdón radical.
Las cinco etapas del perdón radical
1. Contar la historia.
En esta etapa, un testigo nos escucha contar nuestra historia y la reconoce como real y verdadera. El hecho de que alguien oiga y sea testigo de nuestra historia es el primer paso para soltarla. Tenemos que apoderarnos completamente de nuestra historia desde el punto de vista de quien se siente una víctima.
2. Sentir los sntimientos.
Ésta es una etapa capital que mucha gente que se considera espiritual quiere saltarse, al creer que no se deben experimentar sentimientos negativos. A esto se le llama negación pura y simple.
Nuestra sanación empieza sólo cuando nos damos permiso para acceder a nuestro sufrimiento. No tiene por qué ser forzosamente doloroso. A medida que descendemos por los niveles de la emoción y nos autorizamos a sentir el auténtico sufrimiento sorprende cuán rápido éste llega a convertirse en paz, alegría y gratitud.
3. Bloquear la historia.
Esta etapa contempla cómo empezó nuestra historia y cómo nuestra interpretación de los acontecimientos nos llevó a formar en nuestra mente ciertas creencias (falsas) que determinaron nuestra forma de pensar y de vivir nuestras vidas.
Cuando conseguimos ver que esas historias son falsas en su mayor parte y sólo sirven para mantenernos pegados al arquetipo de víctimas, conseguimos el poder de elegir, dejamos de entregarles nuestra valiosa energía vital y las historias se marchitan y mueren.
4. Replantear la historia.
En esta etapa nos damos permiso para modificar nuestra percepción de tal forma que en lugar de ver la situación como una tragedia, nos disponemos a considerar que era necesario para nuestro crecimiento. En este sentido, esa situación era perfecta para aprender una lección. Esta también es la etapa de la transformación, pues a medida que nos abrimos a ver la perfección divina en lo que ocurrió, nuestras historias de víctima, que antes fueron el vehículo de la ira, la amargura y el resentimiento, se convierten en historias de aprecio, gratitud y amorosa aceptación.
5. Integrar
Tras aceptar la perfección dentro de la situación y hacer que nuestras historias sean de gratitud, es preciso integrar este cambio en los cuerpos físicos, mental, emocional y espiritual para que se convierta en parte de quienes somos.
Con la plantilla de trabajo que te comentaré en breve, la integración llega mediante la escritura y la lectura en voz alta de las afirmaciones
Ya hemos visto las 5 etapas del perdón. Ahora pasamos a la primera herramienta que se llama: Fíngelo hasta conseguirlo.
Perdonar es un viaje y siempre empieza desde un punto de partida donde el perdón es el gran ausente. Alcanzarlo puede costar años o minutos y ahora sabemos que es una cuestión de elección.
Fingirlo hasta conseguirlo en realidad significa entregarse al proceso, sin invertir esfuerzo alguno ni intentar controlar los resultados.
Es cierto que el pase energético de la ira y la condena al perdón y la responsabilidad es más rápido con el perdón radical que con el perdón tradicional porque utilizar las herramientas que aquí te mencionamos nos permite soltar la conciencia de víctima. Hemos de adentrarnos en el proceso sin ninguna expectativa acerca de cuándo se producirá un cambio de energía. En todo caso, será un alivio para muchos enterarse de que no es preciso que nos guste una persona para perdonarla. Tampoco tenemos que permanecer en su compañía si su personalidad y/o comportamientos nos resultan tóxicos. El perdón radical es una interacción entre almas y sólo requiere conexión anímica. Cuando sentimos ese amor incondicional por su alma, la nuestra y la suya se juntan y nos volvemos uno.
Aprovechemos la oportunidad y cada vez que alguien os irrite, vamos a reconocerlo como una oportunidad de perdonar. La persona que nos enoja quizá esté sintonizando con algo en nuestro interior que necesita sanar. En tal caso, podemos elegir verlo como un regalo si nos ocupamos de cambiar nuestra percepción.
La situación también puede ser una reposición de episodios anteriores en que alguien nos hizo algo similar. Si es el caso, la actual persona representa a todas las que nos hicieron lo mismo en el pasado. Al perdonar a esta persona por la situación presente, perdonamos a todas la demás que se comportaron igual, así como a nosotros mismos por lo que hayamos podido proyectar en ellos.
Ama tu ira.
Cuando la gente habla de dejar ir o liberar la ira, con demasiada frecuencia se entiende que lo que debe hacer es deshacerse de ella. La juzgan como indeseable. No quieren sentirla, entonces solo hablan de ella e intentan analizarla intelectualmente, pero esto no funciona.
A lo que te resistes, persiste. Como la ira representa energía en movimiento, oponer resistencia no hace más que bloquearla dentro de nosotros hasta que el volcán estalla. Liberemos la energía atascada de las emociones retenidas permitiéndoles moverse con libertad.
El trabajo sobre la ira mueve energía. La combinación de actividad física con el uso de la voz parece ser la clave del éxito en el trabajo de liberación de la energía. Con demasiada frecuencia bloqueamos la energía de la emoción en la garganta, ya sea ira, tristeza, sentimiento de culpa. Entonces la expresión vocal debería siempre formar parte del proceso. Tenemos que meternos de lleno en ello, no con la idea de deshacernos del sentimiento, sino con la intención de sentir su intensidad desplazándose por nuestro cuerpo, sin pensar ni juzgar. Si de verdad logramos entregarnos a las emociones, nos sentiremos más vivos que nunca y descubriremos que la energía se ha disipado.
La centrifugadora del perdón
Esta herramienta nos ayuda a separar lo que ocurrió realmente de nuestra interpretación de los hechos. ¿Qué es una centrifugadora? Pensemos en el aparato que tenemos en casa para hacer zumos, también llamado licuadora, donde introduces zanahorias y otras frutas en la parte superior y el zumo queda separado de la fibra por la fuerza del rayador giratorio, y obtenemos el jugo.
La centrifugadora del perdón invierte el proceso que nos lleva a elaborar una historia a partir de lo que nos ocurre. Para utilizarla, considera la historia que estás viviendo ahora, la que te causa malestar. Recuerda que seguramente no es más que una desesperada mixtura de hechos (lo que ocurrió) y de interpretación (todos tus pensamientos, juicios, afirmaciones, supuestos y creencias acerca de lo sucedido).
La historia está donde reside el dolor. Cuando nos remontamos a lo que nos ocurrió, solemos ver que, en primer lugar, se creó una profunda convicción negativa a partir de la experiencia. Tales creencias son inconscientes, pero permanecen activas y para reforzarse tienden a crear circunstancias en el mundo ahí fuera que demuestran que la creencia es correcta.
Solemos establecer esa clase de convicciones en edad temprana. Cuando algo nos ocurre, interpretamos la experiencia y damos un significado personal a la situación. Luego confundimos lo que realmente pasó con nuestra interpretación. La historia que montamos basándonos en esa mixtura de hechos y ficción se convierte en nuestra verdad.
Supongamos que la situación nos ocurre a los 5 años. A esa edad creemos que el mundo gira en torno nuestro, así que solo podemos percibir desde un punto de vista egocéntrico. Hacemos nuestras propias interpretaciones desde esta perspectiva. Tenemos una interpretación y luego llegan más interpretaciones que amplían egocéntricamente la historia.
Estas historias se convierten en remolinos internos con sus propias frecuencias, atrayendo eventos y personas que las ponen en escena conforme a las creencias que contienen.
La única parte cierta de la historia es el acontecimiento original que quizá represente el 5% de la historia total, el resto es pura interpretación, afirmaciones hechas por una mente muy inmadura y asustada. Es decir, el 95% de la historia es, en realidad, un sistema de creencias.
Ahora sabiendo esto, volvamos a nuestra centrifugadora. Carga la historia en la parte superior de una centrifugadora imaginaria, igual que lo harías con las zanahorias en el robot y luego en tu mente visualiza la máquina separando los hechos de las interpretaciones. Entonces, como un buen investigador, sigue el proceso siguiente:

Haz una lista de los hechos a medida que afloran, intentando ser lo más objetivo posible. Numéralos.
Yo me hago tres columnas. En la primera voy poniendo números 1,2,3… en la columna de en medio escribo los hechos de la historia original cronológicamente cada uno en su línea.
En la tercera columna escribo el valor de apego del 1 al 100, el valor de apego que piensas tener por cada una de tus interpretaciones
Después de escribir los resultados, reconoce los hechos y acéptalos. Reconoce que cuentan lo que ocurrió y que nadie puede hacer nada para cambiar este hecho. Permite lo que ocurrió pero mantente alerta para no generar excusas por ello, ya que esto de nuevo suplantaría los hechos por interpretaciones. Quédate solo con lo que pasó.
En la columna de la derecha, cuantifica en una escala del 1 al 100 el valor de apego que piensas tener por cada una de tus interpretaciones y decide cuál de ellas estás dispuesto a soltar y cuáles no.
Sé bueno contigo mismo. No te critiques por seguir apegado a cualquiera de esas ideas o por no querer soltarlas, puede que las tengas desde hace mucho tiempo. De hecho, tal vez definan lo que eres.
Date tiempo para soltar esas creencias. Utiliza una o varias herramientas del perdón radical para trabajar tu perdón propio y ver la perfección en tu situación.
El segundo paso consiste en hacer una lista igual pero enumerando tus interpretaciones acerca de lo que ocurrió. Aquí pones tus creencias, tus sentimientos, tus ideas, tus afirmaciones…

Analiza la diferencia de la historia original y nuestras interpretaciones. Aquí es cuando aprendemos que de un granito de arena, hacemos una montaña.
La plantilla del perdón radical
Por favor para entender bien lo que te voy a decir a continuación te pediría que le dieras al pause y te dirijas a la página web: https://perdonradical.es/ apartado herramientas y te descargues en pdf esta plantilla diseñada por Colin Tipping y traducida al castellano por Dolores Lucía.
También te voy a dejar el enlace en la descripción de este episodio y en el audio blog de mi página web esperanzacontreras.com
¿Has conseguido ya la plantilla? Vale perfecto!! Pues continuamos
En donde pone sujeto: nombra a la persona, la situación o el objeto que te altera. No utilices la plantilla del perdón radical para perdonarte a ti mismo, existe una plantilla a este efecto también en la web perdonradical.es/herramientas.
Bloque I. Contar la historia.
Punto 1. Asegúrate de escribir sobre la persona o el objeto que te altera nombrándole en tercera persona. Cuenta tu historia como si estuvieras explicando a otra persona lo que ocurrió o está ocurriendo y desde el punto de vista de víctima. No te retraigas. Aunque sepas que estás en victimilandia. Tienes que hacer honor al punto en el que te encuentras ahora.
Punto 2a. Aquí imagínate lo más posible con X y anota con precisión lo que le reprochas. Esta sección cuenta con poco espacio así que procura definir bien tu enojo con pocas palabras.
Punto 2b. Es importante que te permitas experimentar tus sentimientos. No los censures ni los reprimas. Recuerda que hemos venido al reino físico para sentir emociones. Reprimir una emoción produce bloqueos de energía potencialmente dañinos en nuestro organismo.
Bloque II. Sentir las emociones.
Estas afirmaciones de los puntos 3 y 4 nos recuerdan que nadie puede hacernos sentir nada. Nuestras emociones nos pertenecen. Cuando las sentimos, reconocemos, aceptamos y las amamos como parte de nosotros mismos.
Punto 5. Cuando juzgamos a una persona (o a nosotros mismos) y la convertimos en culpable, estamos reteniendo amor. Cualquier intento de cambiar a alguien supone un retraimiento del amor, porque desear que cambie sugiere que está, de alguna manera, equivocado y que tiene que cambiar. Es más, es probable que produzcamos daños al animarle a cambiar, pues aunque actuemos con la mejor intención, corremos el riesgo de interferir en su instrucción, misión y avance espirituales.
Por consiguiente, anota en la casilla todas las maneras en que deseas que la persona a la que perdonas sea diferente o en qué quieres que cambie.
Bloque III. Colapsando la historia.
Punto 6. Este paso en el que enumeras tus interpretaciones del acontecimiento reconoce que, en su mayor parte, el dolor y el sufrimiento que experimentamos son el resultado de haber magnificado la situación en nuestra mente y de haber añadido una gran carga de significados e interpretaciones a los hechos que realmente ocurrieron.
Punto 7. Este ejercicio nos ayuda a reconocer que casi siempre nos tomamos las cosas como algo personal, especialmente cuando somos niños.
Punto 8. Abriéndonos ahora a un nuevo planteamiento. Este paso se explica por sí solo pero como ahora nos estamos acercando al nuevo planteamiento que el perdón radical requiere. Mandar amor y gratitud a alguien que nos ha herido no es fácil. Por suerte, el perdón radical es un proceso así que no tienes más que pretender que mandas amor y gratitud. El proceso funciona de todas maneras, así que no te preocupes.
Punto 9. Detectando un patrón y viendo la perfección en él. Aquí reconocemos que somos seres humanos llenos de curiosidad y con una necesidad insaciable de saber por qué y cómo ocurren las cosas. Tenemos que buscar las pautas más evidentes que demuestran que la situación siempre fue perfecta de alguna manera inexplicable.
Bloque IV. Hacia el nuevo planteamiento.
Punto 10. Esta afirmación reconoce que cuando estamos molestos con unapersona sifnifica siempre que ésta nos está devolviendo el reflejo de loq eue más despreciamos en nuestro interior y que, a su vez, hemos proyectado en ella.
No es necesario que te guste esa persona. Solo hay que reconocerla como espejo, dar las gracias a su alma rellenando esta plantilla y pasar a otra cosa.
Punto 11. Esta afirmación nos recuerda que es mediante nuestras historias llenas de percepciones defectuosas como creamos nuestra realidad y nuestras vidas.
Punto 12. Esta afirmación es otro recordatorio de que lo que tenemos en cualquier momento es lo que queremos. Cada persona en la situación está recibiendo lo que él o ella quiere. Todos están envueltos en una danza de sanación.
Punto 13. La ayuda que nos brinda este paso es darnos cuenta de que afirmamos que no hay bien ni mal, bueno ni malo, solo cuando miramos las cosas desde la perspectiva de la gran pantalla divina, es desde ahí donde podemos superar la evidencia propuesta por nuestros sentidos y ver un propósito y un significado divinos en cada cosa
Punto 14. Esta afirmación nos recuerda uno de los supuestos del perdón radical: que llegamos a la experiencia de la vida con una misión o un acuerdo con el espíritu de hacer ciertas cosas o transformar ciertas energías. Sea cual sea esta misión , sabemos que las experiencias que estamos teniendo son parte del papel que hemos venido a desempeñar.
Punto 15. Esto te permite afirmar que liberas los sentimientos que anotaste en el punto 2b. Mientras esas emociones y pensamientos permanezcan en tu conciencia, te impedirán apreciar el fallo de percepción que causa el malestar. Si tus sentimientos acerca de la situación aún son intensos significa que sigues invirtiendo energía en dicha fallida percepción: tu creencia, tu interpretación.
Liberar las emociones y los pensamientos relacionados con ellas desempeña un papel importante en el proceso del perdón radical.
Bloque V. Plantear de nuevo la situación.
Punto 16. Afirmación del nuevo planteamiento. Si no logras una nueva interpretación específica de tu situación, no es un problema. El replanteamiento del perdón racial puede ser expresado de una forma general, por ejemplo: lo que ocurrió era simplemente el despliegue de un plan divino. Fue propiciado por mi propio yo superior para mi crecimiento espiritual y las personas involucradas estaban realizando una danza sanadora conmigo.
Pueden hacer falta varias plantillas de trabajo sobre el mismo tema para llegar a sentir su perfección. Sé absolutamente honesto contigo mismo y trabaja siempre a partir de tus sentimientos. Aquí no hay respuestas correctas, ni metas.
Bloque VI. Integrando el cambio.
Punto 17. Es preciso resaltar mucho la importancia de esta afirmación. Dila en voz alta y permítete sentirla. Deja que las palabras retumben en tu interior. El autojucio es la raíz de todos tus problemas y aunque eliminemos el juicio hacia los demás y les perdonemos, seguimos juzgándonos a nosotros mismos.
Punto 18. Este es el último paso del proceso del perdón y no te corresponde a ti darlo. Tú solo afirmas que estás dispuesto a experimentarlo y delegas el resto del proceso a tu poder superior. Pide que la sanación sea completada mediante gracia divina y que tú y X seáis restaurados en vuestra verdadera naturaleza, que es amor, y reconectados con vuestra fuente, que también es amor.
Punto 19. Empezaste la plantilla del perdón confrontando a X. Tus energías probablemente han cambiado desde que empezaste, incluso si el cambio se produjo hace solo un momento, ¿cómo te sientes con respecto a X ahora? ¿Qué te gustaría decirle? Date permiso para escribir a ser posible sin pensamientos conscientes y no juzgues tus palabras, deja que te sorprendan.
Punto 20. Nota para mí mismo. Recuerda que todo perdón empieza como una mentira. Inicias el proceso sin perdón en tu corazón y lo finges hasta conseguirlo. Hónrate a ti mismo por hacerlo, sé amable contigo mismo y deja que el proceso del perdón te lleve todo el tiempo que necesites. Sé paciente. Reconócete el valor que se necesita tan sólo para intentar completar una plantilla de perdón radical, pues realmente te enfrentas a tus demonios en el proceso.
Hacer este trabajo requiere de un volumen ingente de coraje, disposición y fe.
Enhorabuena por tener estas habilidades. La recompensa de la liberación es brutal.
Gracias, gracias, gracias…